En teoría, el título empleado en una obra literaria y artística, tal como por ejemplo el título que identifica a determinado espectáculo dramático-musical; no debería presentar un problema en relación con los nombres artísticos reservados, es decir, con la denominación reservada de un grupo musical o con el el nombre reservado de un artista; ni tampoco tendría que invadir los derechos de las marcas comerciales registradas para lo que se conoce como “servicios culturales” y de entretenimiento, tales como aquellos servicios que prestan los mismos grupos musicales y artísticos; marca que separadamente, además de la citada reserva, también puede obtener dicho grupo.
Desafortunadamente, porque queda mermado en algún grado el ejercicio de la libre expresión del medio artístico, en la práctica mexicana son frecuentes las controversias que se suscitan por el uso de títulos de obras similares a nombres artísticos reservados o a marcas de “servicios culturales”.
De lo anterior se desprende que antes de publicar a gran escala una obra literaria y artística es importante asegurarse de que no existen nombres artísticos reservados o marcas registradas para “servicios culturales”, con una denominación igual o similar al título de aquella obra que se va a difundir al público.
No menos importante es que cuando se vayan a explotar tales obras por cualquier canal de distribución, incluyendo los vídeos “en línea”, se obtenga previamente una reserva de derechos del nombre artístico o una marca de “servicios culturales”; o incluso ambos registros, para prevenirse de futuros conflictos.
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